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Arturo Cuadrado, entrevista a la voz de las grandes marcas

Arturo Cuadrado, entrevista a la voz de las grandes marcas

Arturo Cuadrado es locutor de marcas y un gran referente dentro de la profesión.

Arturo Cuadrado comenzó haciendo radio cuando era adolescente en su querida Bella Vista natal. Fue allí en Corrientes donde se encontró por primera vez frente a un micrófono.

Cuando terminó la escuela se animó a viajar a Buenos Aires para formarse como locutor y desde entonces su voz se convirtió en una de las más reconocidas.

¿Cuándo descubriste la pasión por la locución?

Me enamoré de esta forma de comunicar con la voz en radio a los 15 años cuando en mi querida Bella Vista en Corrientes, se instala la primera radio FM.

Yo era DJ, tenía un toco de discos y fue lo primero que llevé a la radio. El dueño me pidió que cuente lo que estaba sonando, me puso un micrófono arriba de la consola y me dijo: “Cada tanto decí la hora, la temperatura, esta temperatura que vas a ver acá y decí que música acabamos de escuchar y qué es lo que vas a poner ahora, nada más”.

Lo hice totalmente inconsciente, pasando música para mí, pensando que no nos escuchaba nadie, hasta que un día una profesora de la escuela se despide en el aula y dice: “Chicos si pueden escuchen esta noche a un señor que está en FM Delta porque les va a gustar la música que pone”.

A partir de ahí fui consciente de que había una audiencia y que del otro lado de eso que yo hacía como un experimento radial, alguien estaba poniéndole el oído. Entonces desde ese momento aparecieron los nervios, empecé a vivir las cosquillas en la panza.

Un nerviosismo de algo que te gusta y por el cual a la vez estás buscando un buen resultado.

¿Mientras estabas estudiando locución, ya te diste cuenta en qué rama te destacabas?

Me di cuenta que quería ser un integrante de la radio, pero quería estar en la tanda y también en la de la tele. Fantaseaba mucho con eso.

En Bella Vista bajaba el volumen del televisor cuando llegaba la tanda y hacía lo que veía. Leía una promo que aparecía en pantalla y tiraba la locución. Jugué siempre a eso.

Y mientras estaba en la carrera les decía a mis profesores que iba a ser el locutor de la tanda y muchos de ellos me ayudaron a buscar técnicas para laburar en esto. Sobre todo en la foniatría.

Débora Gutkin, que es mi foniatra de toda la vida, me decía que cuide la voz en el largo uso: “Imaginate que vas a trabajar 8 o 9 horas diarias con tu voz, tratemos de tener una buena técnica porque vas a necesitar una recuperación rápida con el descanso de una noche”.

Creo que muchas veces o somos nosotros los descubridores de ese talento nuestro o es otro el descubridor, pero tenemos que saber para qué somos buenos. Después podemos adaptarnos a otra tarea, pero hay algo en lo que te tenés que destacar y hacer nicho, trabajarlo, especializarte y buscarle la vuelta.

Desde el año 1997 a este 2020 que te mantenés muy vigente en la publicidad… ¿Cómo lograste adaptarte como locutor a los “cambios de moda” a la hora de grabar?

Lo primero a lo que se lo atribuyo es que yo no quiero vender un “Arturo Cuadrado”, yo no quiero vender un estilo.

Puedo hacer una promo para Despegar y no tiene nada que ver con otra que puedo hacer para La Nación, BBVA o Volkswagen. El común denominador de la gente no reconoce la misma voz en todos esos lugares.

No quiero imponer ningún estilo, sino dejarme llevar por la marca, por lo que la marca me pide de comunicación.

Cuando grabo cada marca no soy el mismo, no estoy dando el mismo tipo de locución, porque me meto mucho en lo que están tratando de decir desde la marca en ese comercial puntualmente.

Hay que ser un buscador de nuevos tonos, hay que ser un buscador de las nuevas versiones de uno mismo.

Con el paso del tiempo lo que busco es la nueva forma de darle algo de identidad a cada comercial de cada marca.

¿Qué consejo le das a un locutor que quiere ser parte del mundo de la publicidad?

Que arme un demo en el que se demuestre ductilidad en poco tiempo en un minuto un minuto y medio máximo.

Otro consejo es que en ningún momento se transforme la voz en algo que uno no es, en matices que no hay naturalmente. No hay que hacer una voz más grave, alejada de los graves naturales. No hay que irse más allá porque no se puede construir nada fuera de lo natural.

Y por último hay que conectar con el sentido que tiene el comercial, no sólo el mensaje. Hay que hacer un poco de investigación previa.

Por ejemplo cuando uno hace un comercial de Dove tiene que saber que es una empresa del grupo Unilever y que no habla de la belleza como la belleza de la manera tradicional que conocemos. Dove deconstruyó los cánones de belleza y habla de la belleza interior, que no es la que justamente limpia el jabón.

Si uno no tiene este conocimiento de la comunicación de la marca y graba un guión desconociendo eso, hace ruido porque la interpretación no está ligada al concepto de la marca.

Es muy importante que el locutor se meta en el concepto de marca, para eso es clave la interpretación.

Escuchá de paso el episodio del podcast que grabamos juntos:

 

Arturo Cuadrado es locutor de marcas y un gran referente dentro de la profesión.

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